Cayó tu risa y se hizo pedazos.
Quise levantar para robarte,
Pero al acercarme despacio,
Fue a los cielos para ser lucero.
Me ha herido tu mirada,
Era un rayo, de espada,
Quise tomar para mi luz;
Me traspasó camino al sol.
Me acerqué para tomar sombra
Debajo de tus cabellos;
Me ganó un enviado del cielo;
Tomaba aliento en tu cuello.
Admiraba tus labios rojos,
Desde la distancia lejana,
Cuando me acerqué a copiar,
Una musa se inspiraba en ello.
¡Siempre llego tarde al encuentro!
En primaveras o atardeceres,
En cariños o placeres.
¿Una migaja, no puede ser?