Sientes que tu carne ya no es fresca.
Contemplas tu cuerpo flácido
Cargas con la ironía de tus años,
Con la burla del tiempo en tus mejillas.
Tus senos los consideras escuálidos.
Tu vientre lo percibes árido
Ves, como se disuelve tu silueta,
En el trasegar maquiavélico de los días.
Mujer: ¿ya no eres bella?
¿Es tu figura un festín de burlas públicas?
¡Mentiras ! miserables ¡mentiras¡
Conceptos errantes de tu intuición femenina.
Eres Diosa, eres Diva. Eres musa. Eres ninfa.
Así tu cuerpo implore por su firmeza ausente.
Así tus labios añoren el néctar de mil colmenas.
Y si tus manos ya no están frescas, sí son firmes; sí son seguras.
Generosas en su afán de apoyo.
Hermosas fábricas de caricias.
Mujer de exquisita elegancia.
Es tu mágica silueta.
Es tu cuerpo en este instante
Proclamador del tiempo irreversible;
Quien me carcome en mis delirios.
Y son tus besos con sabor de almíbar
Quienes naufragan en mi boca, con la paz del mar.
Con el calor de un volcán en erupción activo.
Y es el brillo de tus ojos;
Reflejo de infinitas experiencias
Quien hace interesante
La proyección de tu mirada.
Mujer. Que el tiempo sea nuestro aliado.
No enemigo.
Tú eres mi piel. Tú eres mi abrigo.
Eres bella. Con arrugas o sin ellas.
Con estrías o con venas. Con celulitis atrevida.
Así tu cuerpo cante lánguidas melodías.
Así tu vientre implore lluvia, en su terreno árido.
Eres amor. Eres poema. Eres mi gloria
Con angustias o sin ellas.
No importa la consecuencia irremediable de los años.
Suave piel, dulces labios. No te agobies. Yo te amo.