Hay que arrimar la rutina a la sonrisa,
tal vez el ingrediente se cuele.
Hay que olvidar las debilidades del otro,
a lo mejor no resulta tan agrio.
Lo sólido resulta líquido, a veces
el aire lo desvanece.
Hay que trepar por las imperfecciones,
el pasado no pesa, a penas huele a resabio.
Hay que sentir el perdón como respuesta,
tal vez se licúen los instantes en que la vida
nos sorprende y nos hace menos sabios,
Hay que parir la felicidad allí, sin dudarlo.