La madrugada acecha
cual depredador a su presa
y el canto del grillo
se asoma e inquieta.
Se cuaja un grito:
¡Que sonido tan molesto
hay en medio de la tiniebla!... ¡Sin luz y sin serenata!
y la moraleja dictamina:
¡Sin serenata no hay luz en la alcoba!.