No quisiera morir una vez sino mil veces
Yo quisiera no parar de vivir que es una suerte
Nadie sabe ni debe saber de que sirve la muerte
Imposible conocer el principio o el final por mucho que reces.
Empiezas a andar y te metes en todos los jardines
No sabes si vas a encontrar flores o espinas
O quizá plantas trepadoras en todas las esquinas
Lo cierto es que conoces los comienzos pero no los fines.
Jugando se aprende
A convivir con los otros
Así nadie te reprénde.
La vida es una escuela
Y te defiende como los potros
Al sentir el aguijón de la espuela.