Cuando mi piel se vuelve otoño.
-A la memoria de mi padre-
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¡Qué afán el mío por querer hacer
lo que él hacía...!
¡Qué gozo e ilusión más grandes al
escribir los versos que con fervor
sentía...!
¡Qué paz al imaginarle...,
al presentir su luz y su presencia
en esta noche fría!
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Ahora, cuando mi piel se vuelve otoño,
y en mi pecho anidan las nostalgias... y
mis ojos se vuelven foscos y brotan
temblorosas mis palabras… y ando por
las últimas veredas y duermo en
los piélagos del alba… y mi sangre
sabe a greda y de mis manos la vida
se me escapa... y dibujo sonrisas
perecidas y esculpo ausencias que me
abrasan... ¡Qué afán más grande tengo por
querer grabar su rostro, y el timbre de
su voz, dentro de mi alma!
Autor: Francisco López Delgado.
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