EL ALACRAN
Un día, era yo chica, trepó a mi pierna, un alacrán,
Dejó el turbio veneno e hizo lo que su especie,
Como vienen se van
Con las lágrimas que brotaron de mis ojos asustados
Pude limpiar la herida que él había provocado
El tiempo que no espera, se apresura por traer
En su bagaje de cosas, todo lo que has de saber
No faltó la alegría, con sus dulces maravillas
Pero tampoco las penas que provoca el amor
Supo entonces el corazón, lo que era enamorarse
Que no había en el mundo nada que no pueda darse
Buscar en lo más profundo para poder otorgarlo
Y con la vida mediante, amar para disfrutarlo
Llegaste como el viento, en cualquier tarde de otoño
Con la mirada del niño que espera ser arrullado
La sonrisa que descansa en la boca del cansado
Y la cara contra el sol, recibiendo sus caricias
¡Oh amor de mi vida, cuánto te había esperado!
Te amé como el colibrí cuando besa la flor
De la copa de licor, que emborracha los sentidos
Bebí hasta perder, en tus brazos, la razón
Impidió tu insensatez que pudieras comprenderlo
Y una tarde me dejaste, con mi atado de sueños
Ignorando el amor, del cual tú eras el dueño
Lloré y lloré con denuedo,
¡Había encontrado al alacrán, en mi camino, de nuevo!
Pero como aquella vez, las lágrimas limpiaron
El veneno malicioso, que él había dejado