Tal vez no deba mirarte mucho
que de mirar tan alto
he perdido los pies, el cuerpo.
No puedo evitar mirarte
a ti desconocida que pasas
desatando una tormenta de ilusiones.
Ilusiones que aspiran a lo mejor de mi vida
a compartir el tiempo contigo
para ahogar nuestras almas
en un abrazo
en un beso
en muchas caricias
en algo más…
en una dulce aventura
descubrir el amor de verdad
y ser feliz antes de morir.
No, a despertar, a tocar tierra,
tal vez no deba mirarte tanto;
mi ilusión en un amor ajeno,
comienzo a decir palabras
que se disipan en el olvido.