Cuenta la leyenda de una historia inspiradora,
de un mito donde la fantasía se torna realidad:
esto que les cuento tiene como principal actora
una niña cuya representación parecía molestar.
Todos los días pasaba gente frente a su imagen
en el parque donde siempre reinaba la felicidad
pero esa niña parecía triste sin sino que le bajen
deambulando la mirada donde la eterna crueldad.
Pero, una vez, un hombre senil percato de la niña,
del dolor que su mirada pasaba sin querer mirar,
de la formación lúgubre en la que se escondía fría
como intentando del mundo entero poder escapar.
El abuelo sacó de sus bolsillos paquete de masitas,
le convido a la pobre criatura para ella alimentar,
la niña dibujo de sus pequeños labios una sonrisa,
el corazón del viejo saltaba cual grillo sin parar.
Y así comenzaron a tener una cálida conversación
mientras el tiempo se puso lento a ellos a admirar;
la criatura parecía renacida con una nueva visión,
el abuelo sabía que ella algo mágico iba a mostrar.
Y así fue que el mismo quedó maravillado con ello,
porque la pequeña joroba que la pequeña ostentaba
se transformó en dos bellas alas mostrando su cuello
un diamante donde el alma humana se podía reflejar.
La niña triste y jorobada ahora era ángel hermoso
pudiendo el viejito sentir calor como cosa celestial;
aprendamos que cada ser posee ese diamante brioso
cual ángel con su luz pudiendo al mundo hacer brillar.