33.
Desde la habitación se oye el ruido del comedor, están terminando de cenar y su padre está haciendo el recuento de su día, su hermano menor lloriquea porque no quiere comer, Steven tiene dieciséis y le fastidia su hermanito, así que le calla cada 2 minutos, su mamá finge interés en la historia de su marido, siempre ha fingido el mismo interés por el tipo.
Desde su habitación les oye, la escena familiar más convencional, la familia tradicional, el núcleo funcional, hasta el perro se llama Bobby, se oye luego el plan del domingo, después de la iglesia irán a almorzar algún lugar de campo, Steven se fastidia, no quiere ir a la iglesia y tampoco quiere el almuerzo familiar, su hermanito está feliz aún no comprende el fondo de su núcleo y por eso le trasmite seguridad, ella piensa en cuan poco dura la ignorancia, la infancia es un antídoto con un efecto muy corto.
Ella no bajó a cenar, conoce mejor que nadie cada uno de los personajes, odia a su madre, le enferma su interés de esposa, a los 6 años la encerraba en su cuarto para cogerse a su tío mientras su padre trabajaba, luego a su profesor, luego al que quisiera. Para cuando lo logró entender su padre le pareció entonces un imbécil, hasta el día en que su prima le contó llorando que en la fiesta de su cumpleaños, su padre la manoseaba cuando subía a ver como estaban, historia que repitieron todas sus primas de ahí en adelante ninguna quería jugar con ella, mucho menos ir a su casa, después de ahí lo odió más que a su mamá, por lo menos su madre era una puta no un monstruo y nunca más tuvo ninguna muestra de afecto con ninguno de los dos, desconfiaba de todos sus tíos, primos, amigos, desconfiaba sobre todo de los hombres adultos.
Sabe que Steven anda involucrado con un tipo mucho mayor que él, es el que le dio la hierba que guarda en el bolsillo secreto de la chaqueta y los condones que tiene debajo del colchón, sabe que Steve no es gay y que sus únicos momentos felices son los pasa con esa chica, pero el dinero fácil le proporciona muchas ventajas, sobre todo con ella.
Su hermanito no está a salvo, ese núcleo familiar le amputará su personalidad y llegará a ser como ella, desde su habitación planea cómo salvarlo, cómo evitarle la soledad y la angustia que ella carga, que Steve carga aunque intente disimularlo con su mal genio, cómo ganarle la carrera al odio que lo invadirá dentro de poco.
Se ha encargado desde que nació de protegerlo, no está tranquila cuando su padre le acompaña a la cama y le lee cuentos, pronto serán cuentos de horror, no le gusta marcharse y dejarlo con su madre, que no supo nunca ni siquiera fingir interés en ellos.
Desde su habitación planea como salvarle mientras se clava las uñas en los antebrazos y la sangre gotea como un pequeño reloj humano a punto de dar la última gota.
Steven habló sin vacilar, no ira el domingo, ya tiene planes y no los cambiará, su madre finge ser una buena madre y lo disculpa diciendo que es la adolescencia, le pregunta a ella desde la cocina si los acompañará, iba a gritarles que no cuando lo vio todo y supo lo que iba a hacer. Le contesta que sí.
Ese domingo fueron a la iglesia y el sermón era sobre la importancia de la familia, sus padres abrazados como buenos cristianos le recuerdan la parte cruel de la historia, ella los conoce y ellos no saben que existe. Se dirigen a la casa de campo que suele prestarles uno de sus vecinos, uno que en algún momento estuvo cogiéndose a su madre en la cocina, mientras que la enviaban a ella a jugar con su hijo que era mayor algunos años y la obligaba a besarlo y a chuparlo, hasta que el padre del chico llegaba y la llevaba de vuelta a su casa.
Habían almorzado, sus padres reposaban en una hamaca, ella lleva a su hermanito a explorar, llegan hasta la orilla del río y ella lo sienta en su regazo, siente que se asfixia y lo ve con tristeza, él se recuesta sobre ella y se ríe de Bobby que se persigue la cola, ella lo abraza fuertemente y le da un beso en la frente, le dice que lo ama, que es a la única persona que ha amado, a la única persona que no le tiene miedo, que es la única razón por la que ha permanecido, él mocoso la mira con una sonrisa a medias y ella lo hunde a la orilla del rio hasta que el pequeño cuerpecito se rinde y entonces lo suelta, después entra al río, llorando se despide de Bobby y se deja llevar por la corriente, Bobby ladra con fuerza y da vueltas cerca de la orilla, hasta que se tira tras ellos, Bobby tampoco quiere quedarse sólo.