Dios Padre, Hijo
y Espíritu Santo,
que aclara el camino
en el que andamos;
el tiempo celestial
y el espacio terrenal,
donde existimos.
Bendigan el lugar
donde vivimos,
estamos y somos,
profesando la fe
y obrando el amor.
Con excelsa gratitud
honramos
sus milagros,
revelados
en la hora santa
de la vida.
Gracias por amarnos,
por perdonarnos,
y hacernos más humanos.
Gracias por el prodigio
de bautizar los sueños,
las metas y quimeras,
que invocamos,
transformándolos
en verdades y logros.
En este momento
de bendición:
Instante sagrado
de aleluyas,
súplicas y plegarias,
nos entregamos
a la Santísima
Trinidad,
y le rogamos
con devoción:
alivio a los enfermos;
redención a los pobres;
paz, justicia e igualdad
para los hombres;
el alimento cotidiano
para nuestros hijos;
y el triunfo
por siempre
del bien
sobre el mal.
Gracias por asentir
en nosotros,
la santa palabra
y el amor de Jesús,
Amén!