Solo una mente cavilante puede embastar,
la vida de una mujer y su destino,
Dios le va a devolver encriptada su felicidad,
Dios arrastrará su pasión hacia un pasado
que deshaga la vuelta de página del presente.
Solo la ira del Altísimo se derramará en su alma
y padecerá la noche con el dulce insomnio cruel,
Solo romperá su luna, la que no reemplaza,
sino sostiene su pequeña tempestad.
Solo Dios sabe que suya es la venganza,
y quiebra por los bemoles sus intentos yertos,
apocados, despiadados, desmesurados
que castigan sin ver, que maldicen sin oir.
Solo Dios sabe el final de su destino,
e imploro que lo arrebate y deje a su merced,
el mismo dolor que se cuela en mis horas,
y deja la elipsis en donde solo cabe esta oración.