Vicente Martín Martín

No sé cómo ocurrió

 

 

 

 

No sé cómo ocurrió

y me pregunto

si tú te diste cuenta de que estaban las horas invertidas

y el sol era un milagro entre las sábanas,

si tú fuiste consciente de que estaban a punto de saltar por los aires

las porcelanas chinas.

Pero acaso se igual

yo apostaría

que ahora sólo recuerdas el olor a eucalipto que brillaba en los muebles

cuando acabó la lluvia

y es que a ti enseñaron que una chica no puede ser feliz

en los brazos de alguien, si ese alguien

no te compra una isla y te regala unos pares

de zapatos eléctricos.

Hoy te veo feliz y hasta sonríes a veces,

me sonríes

desde el borde más hondo de tus labios como a espaldas del mundo,

¿de verdad me sonríes?

¿y qué son esos peces respingando en tu cuerpo

y el temblor de tus brazos

cuando cierras los ojos y recuerdas las notas

del viejo Yesterday?

Y no quiero saber con cuántas velas pagaste a mil diablos

después de aquel incendio,

soy muy terco y lo sé,

como tú sabes

que jamás me he dejado llevar por un exceso

de troles y manubrios, como sabes

que jamás me he parado a comprarme un abrigo en las rebajas.

No siempre hay un culpable de que falten los panes

y haya manchas de sangre en los vestidos,

las cosas son así, abres la puerta

y hay un fraile asustado que te viene ofreciendo una corona de espinas.

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