Es lo que deseamos,
la paz del mundo.
La de los que están en guerra.
La de los pueblos azotados
por la injusticia, la maldad y la sinrazón.
Pero es otra paz también
la que nosotros deseamos.
La paz de nuestras vidas.
La que hace un tiempo teníamos,
y cada día que pasa, va desapareciendo.
Últimamente vivimos separados
de los sentidos y grandes afectos
de amor que teníamos.
Tenemos que estar hablando
de un pasado muy cercano.
Un pasado del cual nada nos faltaba.
Lo material siempre ha sido secundario.
Nos hemos conformado con lo que teníamos.
Y ello era mucho.
Era... el verdadero amor.
El que nos demostrábamos en todo momento...
Aunque sólo fuese con la mirada.
A veces sobraban las preguntas.
Porque con mirarnos, todo nos decíamos.
Ninguno de los dos debemos declarar
culpable al otro.
Ambos lo somos.
Nos catalogábamos de humildes.
Pero debemos reconocer
que no lo hemos sido.
Existe tristeza en tu alma.
La de los dos están en este estado de tristeza.
Nuestro presente ha tenido un gran cambio.
Antes vivíamos con alegría.
Ahora ella está ausente.
A mí me hace mal estar en esta situación.
Hasta estamos alejados físicamente.
Y siempre hemos dicho que lo sexual
es sólo una parte del amor.
De qué vale tener sexo seguido,
si nuestro corazón nada siente...
Sólo es atracción sexual...
y después de realizarlo...
será hasta el próximo.
No es eso lo que yo deseo.
Y pienso que tú tampoco.
Me siento... tremendamente cansado.
Toda esta situación me está llevando
a un gran estado depresivo.
Me sorprendo yo mismo
de cómo hoy soy.
Soy... un hombre distinto.
Y no estoy conforme conmigo.
Me agradaba la música.
Los grandes conciertos.
La poesía... A veces escribía
algunas palabras, sobre todo de amor...
Hoy, ya no sé qué escribir.
Tengo la mente en blanco.
Mi cerebro, está anulado, embotado...
Necesito paz.
Tú y yo en busca de paz.
La de nuestro ser.
La de nuestra alma.
La de ese amor que fue...
y ahora se está extinguiendo...
Debemos encender el fuego de la vida.
Es el del amor.
No sigamos matándolo.
No nos comportemos como dos asesinos.
Asesinos de almas.
Quisiera cerrar los ojos,
y dormir... y después despertar...
y ser otro.
El que era antes.
Tienes que ayudarme.
Tienes que estar presente.
Pero con amor...
como el que antes me tenías...
Y yo hacer exactamente lo mismo.
Porque ante la indiferencia,
tú y yo estamos iguales.
¡Debemos recapacitar, y entregar
fuego a nuestras almas!
¡Solamente así, tú y yo
hemos de lograr la paz tan ansiada!
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Hugo Emilio Ocanto