Los escritores somos los “chasquis” del silencio, los portadores del anillo, que rompe los cristales del acuario, generadores de la unidad y el amor, de la lucidez y la razón, caminantes incansable de la paz, productores de emociones, sentimientos y pasiones, escultores de espíritus, talladores de almas, mineros de conciencias, amantes de la belleza, esposos de la vida.
Astronautas apasionados de la nada, curanderos de lágrimas, espermios veloces navegando las vaginas de los mundos. Semilla de los infinitos universos aún inexistentes, fantasmas de las siete dimensiones y caminantes certeros de nuestro destino.
Debemos ser generosos, osados en la entrega, auténticos, leales y sencillos en el servicio, no rendirnos y avanzar sin pausa ni prisa, en la construcción de nuestro destino común y horizontal, que nos transporta dimensión tras dimensión al infinito pleno de la nada.
Por último:
Dejar nuestro destino en manos ajenas es un error a superar.
Pablo Mistral