Había un señor llamado Fagratuo, él se mira en el espejo por un rato. Vé arrugas, y demás circunstancias de la senectud. Se vuelve a mirar en el espejo y vé a un joven de la edad de 20 años. Vá a una discoteca y todo el mundo le dice que -“eres joven”-. Vá al supermercado y todo el mundo lo vé viejo. Se vuelve a mirar en el espejo. Vé al joven de 20 años. Y se dice que el viejo cada vez que quería verse joven iba y venía con el espejo a todos lados. Y dejó a un lado a todo aquél viejo con arrugas y se quedó siempre como “el señor que se mira en el espejo”.