Hermana pequeña del mar
bañas con tus olas…
Los campos
fértiles del universo
los pies
fatigados de los naranjos
y las manos quemadas
de los que nunca
encontraron justicia en esta tierra.
Apagas con tus besos…
El fuego que nace
en los ojos de los hombres,
las llamas que arden
en las puertas del infierno
y las cenizas de un amor
que nunca tuvo calor en su vientre.
Te conviertes en un manantial
de caricias clandestinas…
Pero solo el aire
puede acariciar tu pelo,
arañar tu espalda
y perderse locamente enamorado
en las orillas saladas de tus playas.