La sociedad actual demoniza al débil,
al que no va en la dirección vigente,
el que no se pone del lado del jefe,
el que no vende su alma, prefiere ser mártir.
Siempre débil, porque no molestas a nadie,
te callas los agravios, integras los ataques,
haces siempre lo que debes, sin fallar,
cumples y no buscas excusas mediocres.
Siempre débil, siempre educado, siempre correcto,
ves los desfalcos como lo que son, robos,
machacar a alguien como una falta de respeto,
y no ves las victorias sin moral como triunfos.
Siempre débil, siempre en tu sitio,
siempre al que recurren cuando hay necesidad,
de polivalencia, de trabajo,
mejor ser débil que un fariseo de la verdad.