Entonces tú no lo sabías,
¿o era yo? de igual forma,
tú eres el amor de mi vida.
Entonces tú no lo sabías,
pero esa argamasa de estrellas
que vislumbré en tu mirada de océano
fue de mi mar el fiel reflejo del deseo.
Luego fue la agitación
de tus pestañas íntimas desafiando mi pecho,
tus dedos fueron la serpiente acuática de Klimt
-entre mis muslos el cielo-
Tú ¿cómo ibas a saber?
de la tormenta de mi cuerpo
del adagio de suspiros en mi espalda en celo.
En cambio, yo, siempre supe de ti,
del maremoto de tus labios en mi cuello.