Perozo rivero Miguel Oswaldo

QUIMERA.

Te besuqué en los escombros de mi sangre aborigen,

secretamente oculta en acantilados yermos,

espectro entre sombras de ciudades desiertas,

vagué en las  oquedades oscuras de la selva,

donde afinan su canto los pájaros del miedo;

éramos tú y mi sombra,

horizonte y caminos,

caminos y horizonte,

era buscarte a tientas en la carne saciada de mujeres marchitas,

perdido en los  tumultos de muchedumbres ebrias,

era verte distante en el limpio plumaje de  las aves que emigran,

y oírte en los relinchos de corceles sin dueños;

pero tú eras viajera trashumando horizontes,

navegando en la quilla de veleros sin puertos,

y yo el samaritano que desciende al barranco,

donde la noche oscura se adueña de mi sombra...