Jesús Pérez Romero

QUIZAS LA CULPA FUE SOLA MIA

Quizás la culpa fue solo mía

por no saber

adaptarme a los momentos

que me tocaron vivir.

Pero ya es tarde para cambiar

y el ocaso

me espera agazapado

en cualquier esquina de mí soledad.

 

Solo me queda esperar

con la tranquilidad que dan

los años

que una ola de mar o una ráfaga

de viento

me acoja entre sus brazos

y me arrastre

violentamente a las puertas

del infierno

como arrastra

a las hojas que caen en otoño.