En las noches de insomnio
se alargan las horas
hacia los recuerdos,
enmascarados en las sombras,
atrevidos en la oscuridad,
la conciencia aburrida
se aventura en introspecciones
que arrastran a laberintos
impracticables durante el día
deslumbrados por la luz,
una verdad que se revela
en la vigilia del alma,
y que el amanecer diluye
compasivo
junto a la escarcha.