Este desafiar a la muerte
con la carne dolorida,
en esta calma de pájaros
en lluvia adormecida.
Nadie que de veras vivió,
tendrá una muerte de mentira.
Morir es cosa de estar vivo,
cuidando las heridas,
de los días de rosas y de espinas.
Nosotros somos jardineros de
laberintos de ensueño donde
habitan los juegos y los ecos de la risa.
Que las lágrimas ya llegarán
sin avisarnos como
el amor y la desdicha.