En este lugar ventoso
los pensamientos navegan
sobre una tabla de surfear
y disfrutan del exorcismo que provoca la brisa.
Se vuelve una devoción
limpiar las emociones al compás del viento
y hasta parece que cada ráfaga
trae consigo la enfermedad de la locura.
Sabe a tiempo sin tiempo
a memoria
a hechizo
a resurrección.