Descanso mis ojos
ante la poesía
leída a María
postrado de hinojos.
¡Qué gran osadía!
nunca mis ojos
leyeron poesía
hincado de hinojos
¡Qué gran alegría!
estando tan lejos
pensar que leía
con los ojos rojos.
No existen hinojos
en mi anatomía,
pero sonreía
mirando tus ojos.
Buscando tus ojos
tras de mi poesía
te adoro María
flotando de hinojos
¡Qué suerte mis ojos!
te adoré María
cuando reía
estando de hinojos.
Postrado de hinojos
quiero despertar
con el bienestar
de tus dulces ojos.
Denia, a 31 de mayo de 2010