Dije: “Serás mía mujer de ojos tristes”,
mientras mi voz buscaba enredarse en tu silencio.
Todo era confuso, difuso y vago,
Como un lecho de mar: brusca tempestad marina.
Pensé:” Te esperaré como aquellas aves ciegas,
que solitarias deambulan por los muros,
esperando a que un rayo de sol inesperado,
les conceda un milagro a sus pupilas”
Mas cuando el alba exagere las horas del sueño,
no quisiera soñar con tu boca ensangrentada;
porque entonces habré soñado tanto:
que vendrán a visitarme borrascas de invierno,
y nostalgias mojadas combatirán en tu nombre,
se mezclarán con mi sangre y vivirán conmigo.