Intro.
Como describir por esta tierra que habitamos y que reparte de forma bíblica los castigos con una crucifijo y un bastón, a un lado los bueno y a otro lado los excluidos y los malditos. Y estos malditos son envidiados por su fuerza y su ingenio, pues en esta tierra los buenos envidian, roban y matan, hasta la alegría de vivir a los malditos y excluidos.
Quiero de este modo solidarizarme con el grupo de menores del centro de Buñol en boca hoy de progresistas y conservadores, que los tiene confinados en sus cuartos por una reyerta ocurrida en el pueblo y que ha transcendido a la opinión publica. Ahora la pelea es entre las fuerzas del orden, para juzgar que hacer con ellos. Sea como sea la sentencia que dicten unos contra otros, por estas tierras casi bíblicas, será de tal modo que los menores saldrán castigados y perjudicados.
Dejo estas lineas para que mantengan el orgullo alto dentro de la exclusión, contra ellos tienen al mundo, y no es poca cosa para unos menores.
II.
Son malos tiempo para aprender.
Solo lo hace el que posee de todo a sus espaldas, y carga con la personalidad de un cordero alegre, pacifico y feliz.
¿ Habéis escuchado la voz de los corderos de Buñol, y lo que quieren hacer con un grupo de excluidos sociales llevados allí?
Dicen porque son mala semilla.
La buena gente de Iglesia del lugar los llama hijos de Caín.
LLevan la marca en su piel desde que nacieron.
La de exclusión.
Os contaré lo que han hecho.
Los chicos del centro de menores, han protagonizado una reyerta con los chicos rectos, de buena familia y decentes de Buñol. Y han ganado la pelea.
Por ello, ahora los combaten como si fueran hijos de satanás. Enemigos públicos. Chicos enfermos y malos a los que hay que vigilar y castigar.
Y todo esto lo conseguirán, porque esos centros son para convertir a esos chicos en corderos para el sacrificio.
Por eso nosotros, los que no somos precisamente ni Abel ni Caín.
Comprendemos el gesto de orgullo que han tenido esos chicos al salir a unas calles donde deambulan errantes y sin sentido.
Donde su sombra maldecida,
se marchitará sola en algún jardín.
si ellos no llegan a convertirse a base de palos,
en los pastores de esta España de bíblica educación.
Angelillo de Uixó.