Tu sonrisa
me gusta leve
concisa
también furtiva,
también imprecisa.
Me encanta
cuando te viste desnuda
al alba
o cierra el telón
una intensa noche
acalorada.
La adoro cargada
de perfecta ironía
mientras me odias
hermosa,
enajenada.
Tu sonrisa dibuja
sin carbón ni tinta
ese dulce veneno
que me recorre
tan frenético,
tan sin prisa.