(A Laura Chavarrías Rey)
Inocente como un niño
me abandoné en tus manos,
en tus ojos de gata,
en tu piel sin ley.
Levanté un mundo junto a ti,
con tu amor, tu cuerpo,
tu cuerpo y el mío,
dos barcos abarloados en la
mar.
Tocando el cielo
si toco tus labios.
Cantar al amor
es imposible sin conocerte.
Tú, mi única Diosa
a la que elevar mis sueños,
tú, mi bandera y mi patria,
tú siempre, yo siempre tuyo.
Ancha es la mar
que llevan dentro tus ojos.
Ancho es el mundo
que cuelga de tus labios.
Y yo...
Siempre tuyo.