Alfredo de Burgos

Asnos

Todos pueden verte, mirando con ojos de asno,

el empedrado pulimentado que conduce a la casa de los dioses.

 

Destilando nubes de ofensas

declaras,

que las sombras móviles delatan números y  líneas dinámicas.

 

Padeces de un temblor que se acopla a las embestidas

de las estrellas.

 

Pareces no repetir los ritmos

adormecedores

de la potencia de los relatos oscuros ,

de los creyentes,

mientras

incineras y percutes la oscuridad con guarismos de madera,

¿Por qué amenazas y denigras a la grey?

 

Eres un blasfemo,

las putas del arrabal te miran peor

que al arroyo de inmundicia

que corta

como espejo viscoso

las estelas desventuradas.

 

Arriba

la Polis duerme

en un arco que tensa su destino.

 

En la noche los vientres de los burros

preconizan el climax del devenir,

soñando ser rocines desalmados.

 

Por supuesto estás,

en el medio

de un cruce de caminos,

como el Cosmos

Aparentemente

desvalido.