Ser resiliente no es lo mismo que ser resistente,
es ser positivo ante la adversidad,
es ver los cambios como un afluente,
en la búsqueda del río de la felicidad.
Ser resiliente es tener siempre un carácter armónico,
estable y propenso a la alegría,
vivir a un ritmo de música diapasonico,
es vivir siempre el momento y el día.
Ser resiliente, es reírse un poquito de las caídas,
relativizarlas y verlas como flores marchitas,
es dar luz continuamente a otras almas compungidas,
y ser asertivo a las potencialidades de los demás.