ErC

Entre ninfas

Sé que las ninfas bifurcan sus miradas en el libido de nuestros cuerpos,
apoyan la barbilla en un Tejo o Ciprés para observar cómodas nuestro sexo.

Derramas el numen de tus cósmicos ojos dentro del centro de mí cuerpo
allí donde se posan sigilosas mis ganas de amar, de crear, de volar.

El tiempo encuentra medidas diferentes para amarnos en el espacio,
en este cosmos infinito como lo son nuestros sueños, nuestros deseos.

Vuelan las luciérnagas detrás de tu melena, alborotadas se prenden doradas
en el oro esparcido de tu piel, de tu saliva, de tu vida.

Tesoro bendecido por la creación eres tú, ser de mil rostros, de mil mascaras,
capaces de ser lo que mí mirada llama, capaces de amar mi locura sin reclamar nada.

No hay hipocresía en tu sexo, la levedad de tus huellas se escuchan en mis tímpanos,
las pupilas se dilatan por la droga que es tu cercanía, no decaes, no desfalleces. Me quieres.

Sonríen la ninfas de ojos grisáceos al ver nuestras caras en el orgasmo, carcajeas al ver tus ojos,
al ver tu sonrisa por tan tierna caricia, nos tienen un poco de envidia pues lo tuyo y lo mío es mortal, vida.