Un ciclo de nostalgia
donde los recuerdos
fueron más realidades
que voces de amor.
Perdón por la avaricia
de llenarte sin contención
aún con tu corazón roto
miras de lo que huí.
Me arrepiento más de
lo que un pecado llena,
y tu rostro tatuado lleva
la marca que te dejé.
Apenas mi suplicio
pide volver remediable
aquella noche donde
descubrí tu tersura.
Todo esa pasión
se contuvo e iluminó
quien alguna vez
podrá existir.