francisco lopez delgado

Como la sombra de la acacia.

 

 

Como la sombra de la acacia.

 

Frente a mí, unas macetas verdes colgadas del
balcón: un delantal, unas bragas y unos
calzones rojos… y detrás, unos bloques de
pisos grises que se levantan como alabardas
de hormigón clavándose en el cielo…

El sol, cansado de brillar, se tumba en los
tejados para descansar. El silencio
proclama su victoria y se apodera de todo.
-Hasta los pájaros han dejado de cantar-.
¡Mi alma es un círculo vacío: me encuentro
hundido, como las estacas en el suelo…!

Intento buscar un punto donde fijar
mi esperanza y no lo encuentro. Mi dolor
es un cauce muy profundo. Mi corazón
ya no es mío. Mi saliva es de cemento: mis
sueños se secaron como las hojas del
geranio… intento escribir lo que siento y no
puedo... ¡Oh, como me hiere el silencio, los días
los meses, los años…!

Cojo mi móvil como un tonto y hago lo de
siempre: miro su pantalla azul, el WhatsApp,
el Facebook, las fotografías… todo es
igual, nada ha cambiado: la tarde me aplasta
con su monotonía...!

¡Me enciendo un cigarro para asesinarme!

Unas lágrimas corren por mis mejillas. Mi
pensamiento se escapa por el tragaluz de
mi mente. Grito y nadie me escucha ¡Me siento
más solo que la sombra de la acacia!
¿Dónde está mi credo, mi amor, mi sonrisa…?
¿Acaso se perdieron como se pierde la
vida para siempre…?

 

Autor: Francisco López Delgado.
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