Si Doña Isidora
se viene pa´l pueblo
seguro que un niño
está por nacer.
Allá va al galope
la abuela Felipa.
La luna se aquieta
para darle paso.
¡Dale,caballito,
que el niño ya viene!
Con pañuelo al viento
irá repitiendo
oración de antaño
a su San Ramón.
También Doña Peita
se abrochó a la vida
con alma de abuela
y manos benditas.
Parteras que traen
agüita de luna,
que mecen el llanto
con manos de cuna.
Apuran el paso
en busca de vida.
Sus dedos de pinzas
ya cierran heridas
y anudan cordones
frotando barrigas.
Así 'Ña Gabriela
llegó una mañana
con escarcha helada
de un día de Julio
a aferrarse al puño
de una nueva vida,
según la cigüeña
le fuera a decir.
Llegó tempranito
la niña de Julio
atada a las manos
de Doña Gabriela,
quien con sus mejillas
rozó a la pequeña
y le calmó el llanto
su olor a bondad.