Latidos vampiricos
El espeso brote de la niebla,
esconde la noche y la luna,
de luz eterna.
Sangre elevándose al cuello de los pinos,
una piel tersa y dulce,
veo que recorre el infierno en el que he nacido,
se que es un ángel sombrío,
mis ojos ven el fuego que ha recorrido su nido.
Ha creado cráteres en mis huesos,
mis labios sufren por sus besos,
ella a entrado a mi alma,
se alimenta de mi cuerpo,
todo lo que veo es por ella,
a expulsado mi sufrimiento anfibio.
Ahí están mis manos,
anhelando su tono rocío,
su distancia es vida,
mi voluntad su alivio.
Nos encontramos bajo el vestido de la luna,
sintiendo el corazón de la lluvia,
a cantos de las alturas,
a llantos de las torturas.
Nos vemos,
pero no tocamos,
nos queremos,
pero no abrazamos,
sin embargo; en mis sueños toco su sangre,
aniquilamos el hambre,
con nuestros elementos,
cuando el sol quema la tarde,
también bailamos a la sinfonía del viento.
Mi carne,
es su fuerza,
en las noches es mi presa,
dormimos, al vapor de nuestro aliento,
sufrimos, al ver vacío el verdadero cielo.
Cuando mojamos nuestras almas,
la mía crea constelaciones,
para que vea mi oscuridad cuidando su interior,
mientras duerme con murciélagos,
yo y ella, dominamos el terror,
nuestros lazos son la tierra,
nuestros colores, son pasión.
Nos casaremos,
bajo el firmamento del cosmos,
y los planetas alinearán nuestras vidas,
caminaremos a la estirpe de los recuerdos,
la adornan las estrellas,
su maquillaje es el cuervo,
las novas su tiranía,
nos amamos en este mito,
al titanio de amor ,
que solo ella y yo sentimos,
por causas de nuestros latidos vampiricos.
-Juan Diego Kammler