Te recuerdo, a veces,
cuando la soledad abruma,
recuerdo tus versos,
que fueron mi cuna,
las tardes felices,
que nunca existieron,
romance frustrado,
de amor florecieron.
Mi corazón distraido
no se daba cuenta,
que debe ser mutuo,
un canto de amor,
y soñaba sola,
con esa pasión,
que pasado el tiempo,
se evaporó.
Te recuerdo, a veces,
tejiendo en mis sueños,
la pasión desatada,
sin tener dueño,
aunque sin nombrarte,
siempre te sueño,
como a un imposible,
que nunca existió.
Sin embargo siempre,
vives en mi mente,
no puedo arrancarte
de mi vida mas,
si supieras cuanto,
he soñado contigo,
evocando momentos,
que nunca serán.
Maria Hodunok.