He roto lazos con lo previsible
pues me muevo en tierra de nadie
como un ángel invisible
que lo ve todo y nada sabe.
Y todo lo que existe no es todo lo pensable:
cabe todo en tu mirada
y eso me hace vulnerable
a cada palabra hecha carne,
a cada enigma sublime
madre de mis sueños,
sangre de mi sangre:
¿cometa en tránsito
o estrella fija?
¿abismo en duda
o cielo que arde?
¿Quién sabe?
Rectilíneo, mi camino es lento;
improviso, pero no pretendo
pararme ni un momento
delante de tu imagen.
Y los días van recobrándose
con celeridad de esperanza
con infinitos que renacen,
con un azul de mañana,
¿ficción invasora
o simplemente arte?
¿reflejo del instinto
o reflejo del instante?
¿Quién sabe?
A ciegas me entrego,
placer de vuelo:
desenlace.