En la ciudad de la gracia,
cuando llega la primavera,
la fiesta de pasión es la primera,
en rememorar de Cristo la desgracia.
Y es que el hombre necesita creer en algo,
porque en primavera es cuando más se siente la soledad,
si no hay nadie a tu vera, no te engañes vives en orfandad,
y te sientes tan pobre y abandonado como un galgo.
Pero la primavera es también consuelo,
para pobres y ricos,
aunque no tengan conpañía.
Celebrando la consagración del duelo,
en acogedores apríscos,
donde reine la alegría.