Me tomé un tequila
y comencé a pensar en tus labios
mi mente paso del blanco a la osadía
y la figura de José Alfredo Jiménez
acompañó a mis deseos con su canto.
Me tomé otro tequila
y tus labios aún no abandonaban mi mente
el recuerdo de tu rojo carmesí me hacía vibrar con frenesí
era un imán para espiar a tus huellas
que me aconsejaba a forzar la chapa para salir del protocolo de siempre.
Me tomé otro tequila
y recordé cuando fuiste mía
de aquella vez que tu piel me habló de la eternidad
donde se cristalizó un recuerdo imperecedero
y una sonata etéra por el alma.
Me tomé más tequilas
estuve a punto de ir a buscarte
la embriaguez fue el gendarme
que me confisco al sueño más profundo.
Y desperté con la resaca
ahora se que besar a la botella de tequila;
es como besar tu recuerdo
y cortar los hilos de la marioneta.