Los mejores poemas
nacen y mueren en mi mente,
no alcanzo a capturarlos
y los olvido.
Son efímeros
como una puesta de sol
y como un meteorito fugaz
desaparecen.
Sé que son buenos
pues permanecen sus aromas
una sensación
y huella indeleble.
Aún olvidados
vuelven como fantasmas
golpeando puertas desconocidas
y hurgando lugares secretos.
Buscan las palabras que no existen
se instalan cerca de mi corazón
bajan y me provocan
esperan y se van para siempre.