“Se toman en sólo instantes/ decisiones que se vuelven castigos,/ si no logramos ser amantes/ y luego no podemos ser amigos”.
Por un largo tiempo tu luz nunca vi
pues otros destellos me tenían ciego,
creo que como realidad no te asumí;
quizá como sueño remoto, no lo niego.
Pero la vida en esas lecciones que ella
sin que siquiera lo notemos nos da,
hizo que en mi alma notara tu huella
y que el sueño remoto no lo fuera ya.
Me envolvió un día tu hermosa esencia,
el encanto de tu nunca oculta timidez;
comenzó a ser necesaria tu presencia
y tú un sueño… no tan remoto tal vez.
Hablar contigo se volvió algo increíble,
verme en tus ojos una gran necesidad;
mirarme sin ti ya no me parecía posible,
dejaste de ser sueño para ser realidad.
Hoy eres tú quien no me ve, me ignora;
así es la vida algunas veces. ¡Quién diría!
Ya ves… ahora late sin ti y muy triste llora
el mismo corazón que sin ti siempre reía.
Admito ahora, sin que me quede duda,
hermosísima perturbadora de mi calma,
que eres tú quien muy divina y desnuda,
transita por los laberintos de mi alma.
Y que por no verte antes pagando estoy
un precio altísimo con sabor a soledad…
Tal vez ni derecho tenga a mirarte hoy,
duele mucho que golpee tanto la verdad.
Ya ves… la vida a veces cobra también,
y aunque en mi alma el eco te nombra,
por ahí estás tú abrazando a no sé quién
y yo sin poder abrazar ni a mi sombra.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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