Un corazón roto, a veces me siento desangrar muy hondo, no hay nadie que pueda salvarme, excepto yo cada vez. El destino lo he visto, puedo verlo, espero benevolencia, espero piedad. Me duele el alma, pero nadie verá la herida ni la sangre; que mi sangre sean las notas que entono, que mi herida permanezca abierta, no creo en el daño ni en la maldad, no creo en este mundo terrenal. Creo en los locos, que pintan y escriben, en el mar que hoy he vuelto a ver, en mí? No, yo estoy escrita y pintada, como el aire me muevo entre las ramas de los árboles conocidos y por conocer, suave, delicado, firme, tormentoso, hasta el viento tiene latidos, toda ofensa pasa a través. Transforma, conecta, qué son ustedes? Cómo pueden acercarse a mí? Quién puede tocar el viento? Quién se atrevería a adentrar en la tormenta? Esa es la respuesta, no soy tierra pero he chocado contra ella, estoy y no. Soy y seré aunque muera. Nunca nadie me conoció, nadie se atrevió a mirarme sin juzgar, sin embargo, sus plegarias llevé, cargué sus cruces, soplé a favor, solo los afligidos se acercan a un dios, olvidan pronto cumplido ya el favor. Un corazón roto, una tibia brisa que brinda emoción, nostalgia sollozante de recuerdos, el viento. Aquí estoy aun, sin miedo al odio, limpia de perdón, conmigo y con ustedes, poeta, rosa, cantor y yo.