Ariello

Sombras destruidas

 

De contentos el alma se extasía

cuando ve que está cerca la esperanza

de volver a mirar la luz del día.

 

A Dios gracias se da por la templanza,

por la paz que serena la conciencia,

por la luz que da el toque de confianza.

 

Por la gracia que colma de sapiencia

al galeno que a pulso y escalpelo

le devuelve la luz a la existencia.

 

Una nube se cruza como un velo

en la comba infinita de la mente

que oscurece de plano el hondo cielo.

 

Estelluelas se aprecian tenuemente

que en su fondo impoluto son la cumbre

en un mar que de luces es la fuente.

  

Pero en medio de tanta incertidumbre

sólo Dios el sendero lo ilumina

con sus luces de amor que es otra lumbre.

 

El galeno en la mesa, bien termina

su luciente tarea que de abrojos

y de sombras cubrían la retina.

 

Y de pronto un milagro, los despojos

de las cuencas son sombras destruidas,

el galeno readapta aquellos ojos.

 

En momento solemne que decidas

te florecen dos soles en el acto:

dos milagros en luces convertidas.