FRÁGIL VELETA
¿Por qué, jamás me dijiste, quedaba afuera, excluído?
aún los vástagos eran, apenas tiernos chiquillos,
amor eterno juramos, luciendo sendos anillos:
¡así pasé, bien lo sabes, mujer a ser tu marido!
Con nuestros hijos jugaba, el tiempo fue divertido,
conmigo daban saltitos, graciosos, cual cervatillos,
el sólo verlos crecer, alegres, sanos, sencillos:
¡me hacía adentro sentir, tenía el rol bien cumplido!
Creía estar disfrutando, aquella dicha completa,
el hombre más orgulloso, miraba allá en el espejo:
¡guiñando el ojo decía: conmigo está la receta!
Después rodaban mis lágrimas, veía el mundo perplejo,
igual el viento jugaba, y a mí tornó su veleta:
¡deseo sabio llegar, peinando canas, a viejo!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino.