Marellia

De ti, de mí, de nosotros

 

 

Nadie supo de ti, de mí, nadie supo de nosotros,

 tan solo la noche y aquellos los sueños

 de sábanas húmedas por loco deseo.

Nadie vio ni percibió

cuando nuestras bocas se volvieron besos,

salobres e intensos, cuatro labios,

 un suspiro que grita y ahogado gemido.

Nadie supo ver a la antigua piel de cuerpos cansados,

luminosa y tersa, renacer de nuevo.

Y en el piélago encendido de los tiempos 

 sentir nuestras manos  recobrar la vida,

 y fueron caricias derramando  fuego;

  tu cuerpo en mi cuerpo,  hacerse a la mar

desnudos, eternos.

De noches y días ardieron los cuerpos,

 un orgasmo infinito quemando por dentro

 y en nuestras miradas sobraron palabras,

hablaba el silencio de amantes sin tiempo.

 Tu lengua y la mía fueron una sola

 probando sabores, libando y gustando

el néctar sublime de nuestros sudores. 

Nadie imaginó que nosotros,

 robamos minutos regalando horas de gente corriente.

Nadie supo de ti, de mí… De nosotros,

nadie nunca lo supo, tan solo la vida y es suficiente.