\"Vi ríos de sangre. No puedo entender como los seres humanos pueden llegar a un nivel tan bajo\" Samer
(abogado exprisionero en Hama)
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Hablar de guerra, es misión triste, denunciar la maldad del ser humano, nada casual, intereses de poderosos que ambicionan mantenerse en el poder para destruir y esclavizar, un gobernante, un dictador, el socialista Bashar al Assad, un paìs Siria, otro motivo un gasoducto desde Catar hacia Europa, que Catar ofreció construir por un valor de 10.000 millones de dólares que atravesaría Arabia Saudita, Jordania, Siria y Turquía, para asegurar mayor fortuna y supremacía. Las víctimas, medio millòn de muertos en diecisiete años. Casi un holocausto, Alepo otrora hermosa ciudad, hoy convertida en escombros. Los juguetes, armas quìmicas y nucleares, la ofensiva, misiles Norteamericanos. Lo mas lamentable y horrendo, víctimas inocentes, quinientos niños ahogados en el mar, y miles muertos bajo el fuego, niños a quienes se les negò el futuro. ¿En que humanidad vivimos?
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¡Pero...¡Cuan Horrible y cruel tragedia!
cuando implacable el destino se ensaña,
tras la ambición, nace tragicomedia,
alto precio del mundo a sus marañas,
pues poderosos tejen la vil guerra,
donde inocentes pagan por su saña,
malditas miserias que la vida aferra,
nada a gente asombra, del mar de males,
vastas barbaries que lucen normales.
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Son víctimas los millares de Sirios,
de un pueblo trabajador y sencillo,
hundido en honda desesperación,
en horizonte esperanza vislumbra,
lanzarse al mar la mejor decisión,
aunque la muerte segura, le augura,
y arriesgarse a morir única opción.
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Y conmociona una fotografía,
al ciego mundo occidental un día,
de profundo seno, arroja el mar un Cirio,
Aylan Kurdi inocente niño Sirio,
apenas tres años, su humanidad,
yacido en la arena la criatura,
y Galip su hermanito en fosa oscura,
de cinco años, viaja a la eternidad.
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Huyen familias en batalla campal,
sus vidas juegan por un sueño mejor,
inmigrantes, desplazados de Siria,
intentan a Turquía, o Grecia llegar,
pero naufragan en el Mediterráneo,
luchando fuerza de corriente mortal.
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La tragedia cierne sobre Abdulah,
cabeza de familia llora su fracaso,
su esposa e hijos prendían de sus brazos,
y no los pudo salvar del ataque de natura,
resbalan en medio de inmensa oscuridad,
el nadó hasta la orilla con intensidad,
pero a su familia, no pudo encontrar,
y el hombre respira pero muerto està.
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Mientras mansas criaturas del mar,
lloran la muerte del pequeño Aylan,
su cuerpecito en costa turca aparece,
se manifiesta la terrible realidad,
y esa noche otros doce viajeros fallecen,
doce asidos a fe perdida en el mar.
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Partieron dos botes destino a Grecia.
Sobrevive Abdullah, desafortunado padre,
ahora incansable gime y llora su pesar,
dolor tan grande que nadie puede consolar,
y hubiera preferido se lo tragara el mar.
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Raquelinamor
Septiembre , 2017