Que te quiero
en estas letras
justas y medidas
como las previsibles estrellas.
Te quiero
a pesar del cielo oscuro
de los silencios muertos
y de mí.
Cómo decirte de mi muerte
en el frío de esa noche
si no estás a mi lado
para olvidar el espanto.
Pero aún te quiero
como las horas
precisas y calladas
que pasan sin mirar.
Si te digo que quiero
regresar a esa noche
y mirar con dulzura
la muerte segura.
Pero me rebelo…
en este, te quiero
a pesar que niegas
y no me dices eso…
Que me quieres
que fue un sueño de arco iris
en ese horizonte
al que no puedo llegar.
Pero me miras resignada
como naufragada en un bote
apretando en la mano
el boleto de primera clase.
Y solo atinas un abrazo
callado de palabras
entre las sombras
y el abandono del sueño.