José Cascales Muñoz

Paseos por la Ribera

 

En una tarde de verano con calor y fuego, por tus cabellos trepe para refrescar mis labios con la fuente de tu boca, la alegría de tus bellos ojos y la luz que de ellos desprendían, me iluminaban las cordilleras de tu cuerpo curtidas por siete arroyos dándole a tu piel ese color canela por el sol de la ribera.

 

Estas tardes de paseos después de tomar café, paseamos por la vereda del rio y en los bancos de piedras que tiene esa ermita nos sentamos a la sombra de los eucaliptos, hablamos de muchas cosas, te miro a la cara y tu risa es contagiosa, pues lo dices todo con la mirada.

 

Frente hay un alto cerro con su verde campiña, ese verde sobre verde, el perfume de tu cuerpo, tu suave piel cuando me acaricias, el cariño y la dulzura de tus besos, el silencio se rompe escuchando la corriente del arroyo mientras los dos nos levantamos para seguir el camino bajo las sombras de los árboles.

 

Margaritas y amapolas por el camino encontramos, y en una piedra nos volvimos a sentar para descansar y podernos besas, esos besos que saben a almíbar y canela como el color de tu cuerpo junto al el verde, verde valle donde tu cuerpo nació y creció.

 

Pintura de Miguel Peidro

 

© José Cascales Muñoz
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29 de Agosto 2017