Aún estoy despierto,
en ese espacio donde el sueño
equidista de la realidad
en un punto disuasorio
y la imaginación
se apodera del ser y del alma.
Acaso no es la imaginación
la llave que nos abre
las puertas de la fantasía.
Cierro los ojos,
y me dejo llevar una vez más
a través del tiempo,
de ese tiempo que nos libera
o nos encadena al recuerdo.
Para viajar en él
solo hace falta
cerrar los ojos y sentir.
Los primeros versos
y el trazo inconstante de la pluma
que se detiene indecisa.
El primer beso,
que insufla a la sangre
una sobredosis de adrenalina
y hace de la vida un deseo constante.
La primera sonrisa,
la primera caricia,
la primera mirada
cerrando los ojos.
La pérdida del tiempo
que en realidad ganamos,
con cada segundo juntos
ignorando el reloj.
Los objetivos,
los retos, los tropezones,
y las noches de insomnio
cincelando el futuro.
Un vestido blanco,
una liga de novia,
y una corbata que oprime
los nervios incontrolados.
Y un altar a lo lejos
o el despacho de un juez,
quizás solamente nosotros...
Unas palabras,
un texto
o simplemente
un poema;
no importa
para hacer de un \"te quiero\",
nuestro punto de encuentro.